MIRADLE RESUCITADO
El día 28 de marzo de este año 2015 se han celebrado
los 500 años del nacimiento de Santa Teresa de Jesús. Su figura como mujer es impresionante
y más lo es su vivencia de la fe cristiana y la hondura con la que contempla
los misterios de nuestra redención.
Teresa es una gran maestra
de oración. Pero su oración no puede separarse de su adhesión a Jesucristo.
Cristo es para ella un “muy buen amigo”, al que ve “con flaquezas y trabajos”.
Seguir a Cristo como Maestro e imitarlo como “dechado” o modelo de vida es para
ella el único modo de vivir en humildad, es decir de “caminar en la verdad”.
Es interesante la
importancia que Teresa atribuye a los ojos, como órgano y símbolo de la
aceptación de Jesucristo. Si es sincera, la mirada del creyente se encontrará
con la mirada compasiva del Señor. Son bien conocidas las frases con las que,
en su libro “Camino de Perfección”, trata de orientar la mirada de sus hijas
hacia los sufrimientos que Jesús hubo de
afrontar en su pasión:
“Si estáis con
trabajos o triste, miradle camino del Huerto: ¡qué aflicción tan grande llevaba
en su alma, pues con ser el mismo sufrimiento la dice y se queja de ella! O
miradle atado a la columna, lleno de dolores, todas sus carnes hechas pedazos
por lo mucho que os ama; tanto padecer, perseguido de unos, escupido de otros,
negado de sus amigos, desamparado de ellos, sin nadie que vuelva por El, helado
de frío, puesto en tanta soledad, que el uno con el otro os podéis consolar. O
miradle cargado con la cruz, que aun no le dejaban hartar de huelgo. Miraros ha
Él con unos ojos tan hermosos y piadosos, llenos de lágrimas, y olvidará sus
dolores por consolar los vuestros, sólo porque os vayáis vos con El a consolar
y volváis la cabeza a mirarle” (CPV 26,5).
Si estas frases
parecen más que apropiadas para orientar la meditación del cristiano durante
los días de la Semana Santa, no se pueden olvidar las que preceden a este texto.
Son palabras que revelan el sentido profundo que la Pascua tiene para el
cristiano:
“Si estáis alegre,
miradle resucitado; que solo mirar como salió del sepulcro os alegrará. Mas
¡con qué claridad y con qué hermosura!, con qué majestad, qué victorioso, qué
alegre! Como quien tan bien salió de la batalla adonde ha ganado un tan gran
reino, que todo le quiere para vos, y a Sí con él. Pues ¿es mucho que a quien
tanto os da volváis una vez los ojos a mirarle?” (CPV 26,4).
Santa Teresa
emplea el lenguaje habitual con el que se narraban las batallas de su tiempo.
Un lenguaje que es evocado en la secuencia litúrgica del domingo de Pascua de
Resurrección del Señor: “Lucharon vida y muerte en singular batalla, y, muerto
el que es Vida, triunfante se levanta”.
Según Teresa, el
Señor resucitado ha vencido a la muerte, Y con su victoria ha ganado un reino
que entrega a los creyentes, entregándose a sí mismo con él. Ese es su mensaje
pascual. Y esa es la alegría que ella nos anuncia también hoy.
José-Román Flecha Andrés