ANTE LAS
FALSAS NOTICIAS
Hoy somos bombardeados a todas horas por falsas noticias. Las llaman “fake news”. Unas veces nos mienten
inventando una realidad que no existe. Otras veces nos entregan medias
verdades. Y tal vez comentan de tal forma la verdad que nos confunden.
Pues bien, ese ha sido el punto de partida del mensaje que el papa
Francisco ha publicado con motivo de la 52 Jornada Mundial
de las
Comunicaciones Sociales, creada por Pablo VI, que se celebra el día de la
Ascensión del Señor a los cielos.
El Papa señala que las
noticias falsas son a veces verosímiles. Captan
nuestra atención porque se basan
en prejuicios y suscitan emociones fáciles. Además, se difunden con rapidez por
medio de las redes sociales.
Muchos de
nosotros contribuimos a extender un rumor, que en muy poco tiempo circula como
una verdad irrefutable. Pero el juego no es inocente. “El drama de la
desinformación es el desacreditar al otro, el presentarlo como enemigo, hasta
llegar a la demonización que favorece los conflictos… A esto conduce, en último análisis, la
falsedad”.
El Papa añade que la desinformación fue ya la
estrategia de la “serpiente astuta”. En el relato bíblico, el tentador se
acerca a la mujer, fingiendo interesarse por su bien, y comienza con una
afirmación verdadera, pero sólo en parte: «¿Conque Dios os ha dicho que no
comáis de ningún árbol del jardín?» (Gn 3,1). Dios no había prohibido a Adán comer
de todos los árboles, sino solo del árbol del conocimiento del bien y del mal.
Tras analizar
el texto bíblico, el Papa concluye que “ninguna desinformación es inocua; por
el contrario, fiarse de lo que es falso produce consecuencias nefastas. Incluso
una distorsión de la verdad aparentemente leve puede tener efectos peligrosos”.
En realidad, el
éxito de la desinformación tiene su raíz en la sed de poder, de tener y de
gozar que nos hace víctimas de un engaño tremendo: el del mal que se mueve de
falsedad en falsedad para robarnos la libertad del corazón.
De ahí se
deduce una importante evidencia: “Educar en la verdad significa educar para
saber discernir, valorar y ponderar los deseos y las inclinaciones que se
mueven dentro de nosotros, para no encontrarnos privados del bien cayendo en
cada tentación”.
Jesús nos dijo
que la verdad nos hará libres. Así que la verdad tiene que ver con la vida
entera. Librarnos de la falsedad y tratar de tejer buenas relaciones con los
demás hará que nuestras palabras y nuestros gestos sean verdaderos,
auténticos, dignos de confianza.
“Por
sus frutos podemos distinguir la verdad de los enunciados: si suscitan
polémica, fomentan divisiones, infunden resignación; o si, por el contrario,
llevan a la reflexión consciente y madura, al diálogo constructivo, a una
laboriosidad provechosa”. Es necesario preguntarse si la información que
recibimos y pasamos a los demás puede contribuir a la paz.