sábado, 9 de enero de 2016

CADA DIA SU AFÁN 9 de enero de 2016

        DE LA SOLIDARIDAD A LA FRATERNIDAD
 En el mensaje para la Jornada Mundial de la Paz de este año 2016 el papa Francisco  ha denunciado la presencia de la indiferencia en nuestros corazones y en nuestras comunidades. Indiferencia hacia Dios que, irremediablemente, se traduce en indiferencia hacia los demás.
El mensaje recuerda el texto bíblico sobre Caín y Abel para invitarnos a vivir la fraternidad. También nos recuerda la parábola del buen samaritano. Con ella Jesús exhorta a sus discípulos a  no “detenerse ante los sufrimientos de este mundo para aliviarlos, ante las heridas de los demás para curarlas”.
El mensaje nos recuerda que  la misericordia refleja el corazón mismo de Dios. “Por ello debe ser también el corazón de todos los que se reconocen miembros de la única gran familia de sus hijos; un corazón que late fuerte allí donde la dignidad humana —reflejo del rostro de Dios en sus creaturas— esté en juego”.
 Se requiere una conversión del corazón para vivir la solidaridad, esa “actitud moral y social que mejor responde a la toma de conciencia de las heridas de nuestro tiempo y de la innegable interdependencia que aumenta cada vez más, especialmente en un mundo globalizado”.
 Ante la amenaza de la globalización de la indiferencia, todos hemos de colaborar en la promoción de una cultura de la solidaridad. Según el Papa hay muchas personas y   asociaciones que “ayudan a los emigrantes que atraviesan desiertos y surcan los mares en busca de mejores condiciones de vida. Estas acciones son obras de misericordia, corporales y espirituales, sobre las que seremos juzgados al término de nuestra vida”.
Entre las personas que prestan ayuda a los refugiados, a las minorías étnicas y religiosas, anota él que “hay también muchos sacerdotes y misioneros que, como buenos pastores, permanecen junto a sus fieles y los sostienen a pesar de los peligros y dificultades, de modo particular durante los conflictos armados”.
La superación de la indiferencia genera la solidaridad y ésta es el camino para la paz.  “En el espíritu del Jubileo de la Misericordia, cada uno está llamado a reconocer cómo se manifiesta la indiferencia en la propia vida, y a adoptar un compromiso concreto para contribuir a mejorar la realidad donde vive”.
El mensaje toca algunos grupos concretos de las personas  más frágiles en la sociedad, como los encarcelados, los emigrantes, los desempleados y los enfermos.   En este contexto, el Papa renueva el “llamamiento a las autoridades estatales para abolir la pena de muerte allí donde está todavía en vigor, y considerar la posibilidad de una amnistía”.
La riqueza del mensaje para la Jornada Mundial de la Paz de este año 2016 puede constituir un indispensable manual de reflexión para las personas y las diversas agrupaciones cristianas. El año de la misericordia ha de ayudarnos a todos a intentar superar la tentación de la indiferencia para vivir en la fraternidad.
                                                                                José-Román Flecha Andrés